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Emprendedores: De los antiguos mercaderes a las modernas startups

Desde la alfarería hasta la innovación tecnológica, sumérgete en la historia del emprendimiento. Presentado por Chase for Business.

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    Emprender. La misma palabra sugiere ideas de innovación, riesgo, recompensa. Basado en la palabra francesa entreprendre, significa empezar, iniciar o dar comienzo a algo. El economista francoirlandés Richard Cantillon, acuñó el término en el siglo XVIII. Cantillon usaba la palabra entrepreneur, es decir, "emprendedor", para referirse a las personas que fundaban pequeños negocios, a quienes veía, esencialmente, como aventureros que se adentraban en la economía para generar cambio y progreso.

     

    Una historia tan antigua como el ser humano

    Mucho antes de los tiempos de Cantillon, nuestros antepasados ya practicaban el emprendimiento. Los primeros casos conocidos se basaban en el intercambio de mercancías entre sociedades tribales. Es fácil imaginar cómo pudo empezar todo: tal vez, en alguna tribu, alguien aprendió a cultivar zanahorias prehistóricas, en lugar de simplemente recolectarlas.

    Pero ahí no paró la cosa. Esa persona acabó convirtiéndose en el proveedor estrella de zanahorias, el especialista en zanahorias, el rey de las zanahorias en su tribu. Y luego tuvo la idea de ponerse a comerciar con otras tribus. Esa es la esencia del emprendimiento: detectar una necesidad y satisfacerla mejor que ningún otro.

    Es ese tipo de especialización lo que les dio a los emprendedores su primera base real, porque los seres humanos de la antigüedad no solo se limitaron a la comida. En poco tiempo, el ser emprendedor se convirtió, literalmente, en un oficio. A medida que los primeros emprendedores mejoraban sus habilidades, empezaron a intercambiar de todo, desde herramientas hasta joyas hechas a mano, expresando su ingenio a través de los productos tangibles de la creatividad humana.

     

    La era de la exploración y los mercados

    A medida que las ciudades iban floreciendo, lo mismo sucedía con el emprendimiento. Ya no era solo un asunto a nivel local. La gente comenzaba a aventurarse en viajes lejanos a caballo y en barco, recorriendo el mundo entero. Esta clase de viajes dio un impulso aún mayor a la expansión del emprendimiento. Las ciudades se establecieron como centros de negocios y allí acudían los comerciantes con sus mercancías. Fue una era de mercados bulliciosos y llenos de actividad económica, de rutas comerciales por tierra y por mar.

    Sin embargo, aunque el sistema de trueque resultaba útil, también tenía sus limitaciones. ¿Qué pasa si tenías una docena de huevos y necesitabas un corte de pelo, pero el barbero ya tenía un montón de gallinas en el corral? Ahí es cuando entró en escena el dinero, que provocó una revolución en el mundo del comercio. Comenzando con piedras y conchas, el concepto del dinero fue evolucionando hasta las monedas de metal y los billetes de papel, facilitando aún más el comercio. Y con el dinero surgió la idea de los bancos, un lugar seguro donde guardar la riqueza.

     

    Revoluciones industriales: marcando el paso del emprendimiento

    Aunque las primeras revoluciones industriales impulsaron la transición de la agricultura a la industria, las revoluciones de hoy día vienen marcadas por la transformación tecnológica. Pero al margen de la época, cada revolución ha provocado un gran cambio social y económico, y todas ellas ha sido fruto de la innovación de emprendedores.

     

    La primera revolución industrial: fábricas y vapor

    Las fábricas comenzaron a aparecer en los Estados Unidos de finales del siglo XVIII y principios del XIX, llevando la producción a niveles nunca vistos. Las máquinas empezaron a encargarse del trabajo pesado, y con la llegada del motor a vapor, ya no solo íbamos a pie o a caballo, sino que empezamos a viajar en tren, a todo vapor, descubriendo nuevos territorios donde comerciar.

     

    La segunda revolución industrial: ¡luces, coches, acción!

    A partir de 1870, las cosas empezaron a verse más claras, gracias a la electricidad. Esta época vio nacer al telégrafo, permitiendo que las ideas se extendieran rápidamente y abriendo la puerta a la globalización. Con la invención del automóvil, las distancias se fueron reduciendo y empezó la producción en masa. Los emprendedores transformaron industrias como el acero y el petróleo en motores de la econonía, y también dieron comienzo a Hollywood, capturándolo todo en celuloide.

     

    La tercera revolución industrial: el amanecer de la era digital

    Avanzando hasta finales de los años 60, la era atómica dio paso a la era digital con el auge de las computadoras y, finalmente, del Internet. Los emprendedores tecnológicos inventaron nuevas tecnologías y fundaron empresas globales para venderlas al gran público. Desde los inicios de Apple hasta el nacimiento de las redes sociales, estos emprendedores se sirvieron de los unos y los ceros para levantar auténticos imperios digitales.

     

    La cuarta revolución industrial: el despertar de la tecnología inteligente

    Y aquí estamos hoy, en medio de una revolución marcada por la transformación digital, los análisis de datos, la Inteligencia Artificial y las energías renovables. En otras palabras, ahora nuestro refrigerador Energy Star nos puede decir qué tenemos que comprar en el supermercado. Y ahí tienen puesto el foco los emprendedores de hoy, en mantenernos conectados y crear negocios más inteligentes, eficientes y ecológicos.

     

    El sueño americano, al estilo emprendedor

    Estados Unidos siempre ha sido un terreno fértil para los emprendedores, cuyos orígenes se remontan a la misma fundación del país. Su historia está llena de ejemplos de emprendedores como Henry Ford, que montó en carro a toda la nación, o Madam C.J. Walker, que desde cero construyó todo un imperio de la belleza. Es esta capacidad de tener una idea, fundar un negocio y lograr tener éxito lo que ha hecho que Estados Unidos sea el centro global de la innovación y la creación de riqueza.

     

    El emprendedor actual, de las empresas de Silicon Valley a los comercios de Main Street

    De las revoluciones industriales al auge de la tecnología, los emprendedores han cruzado las fronteras y alterado las industrias, trayendo innovaciones que han transformado el mundo.

    Los emprendedores de hoy día son tan diversos como lo son sus ideas. Ya estén trazando un plan de negocios en Silicon Valley para la próxima gran aplicación o abriendo una novedosa cervecería en una pequeña ciudad, todos forman parte de una rica tradición. Son los que sueñan, son los que hacen, son los que están cambiando el mundo a todas horas, de innovación en innovación.

    ¿Necesitas que alguien dé alas a tus ideas emprendedoras? Contacta hoy mismo con un representante bancario para negocios de Chase. Siempre estamos listos para ayudar.