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Trabajar para otros no era su destino

Empezaron construyendo una sólida torre de espaguetis y terminaron lanzando una moderna empresa de diseño; estas 3 mileniales están cambiando el paradigma.

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    Participantes renumerados

    Jennifer Perez, Yaileen Obregon y Daniela Purrinos se conocieron como estudiantes de posgrado. Uno de los primeros proyectos que hicieron juntas fue una prueba de compañerismo en una clase del máster de arquitectura en Florida International University. La tarea era construir una estructura con espaguetis crudos y las tres compañeras se rieron, se divirtieron y dominaron la competencia. La experiencia se convirtió en la base de su amistad y, con el tiempo, del crecimiento de su negocio de diseño en Miami.

     

    Cómo diseñar un nuevo modelo para el éxito

    “Ninguna de nosotras quería tener un jefe”, dice Pérez. Con este objetivo en común y las ganas de convertirse en emprendedoras, el trío sintió una rápida conexión. 

    En ningún momento se les enseñó cómo lanzar y operar su propio negocio. El plan de estudios estándar de la universidad está enfocado en que los alumnos se formen para trabajar para una empresa, no para crear una. Pero eso no detuvo a estas jóvenes emprendedoras.

    Desde el primer día, sabían que no querían seguir la trayectoria típica que la universidad había diseñado para sus estudiantes de posgrado: una pasantía seguida de un empleo en un estudio o empresa y, quizás, al cabo de un tiempo, lanzar su propia compañía.

    “Fundar nuestro propio negocio tan solo 3 años después de hacer la maestría fue muy polémico porque fue como ir contracorriente y por un camino distinto del que la universidad había marcado para nosotras”, dice Purrinos. “Pero teníamos metas y sueños tan grandes. Habríamos tardado demasiado en llegar si hubiéramos ido por el camino tradicional”. 

    “La idea de rechazar pasantías y ofertas de empleo que aseguren un ingreso y beneficios para invertir nuestro tiempo en nuestro estudio fue el mayor riesgo de todos. Tener confianza mutua y dar ese salto de fe superará todo el miedo. Con grandes riesgos vienen mayores beneficios”.

    – Yaileen Obregón


    Cómo convertirse en influyentes en los medios sociales (y en los negocios)

    Buscaron por Internet ejemplos de diseñadores que pudieran compartir su experiencia de lanzar un negocio después de la carrera, pero no había nadie con quien pudieran identificarse.

    “La mayoría de los diseñadores habían conseguido buenos trabajos y mostraban sus vidas como diseñadores ya establecidos”, dice Obregon. A los 6 meses de trabajar juntas en proyectos hasta las 5 de la mañana, tuvo una idea: “¿Y si empezamos a grabar en video todo lo que hacemos? Podríamos publicarlo en Instagram. A un estudiante le encantaría ver qué se necesita para ser interiorista. Nos habría encantado tener algo así cuando éramos estudiantes."

    El canal de Instagram cobró vida, mostrando una serie de videos de la vida de las jóvenes diseñadoras. El aguante, la rutina de trabajo, las noches en vela, la creatividad dolorosa. Todo estaba retratado ahí.

    La intención inicial fue que las vieran como influyentes, no como una forma de conseguir clientes. Comenzaron a ayudar a familiares y amigos a renovar partes de sus viviendas. Pero no tardaron en llegar las consultas de clientes potenciales. Un amigo en el mundo de la inmobiliaria preguntó a Obregon si estaban aceptando clientes. Aunque ese no era el plan, la respuesta fue unánime: ¿Y por qué no?

    Fue el empujón que necesitaban. Casi justo después de esa llamada, hicieron el trámite para solicitar una LLC, abrieron una cuenta bancaria para negocios y pasaron de ser “las chicas”, como se las conocía afectuosamente en el campus, a ser propietarias de un negocio. Inspiradas por su apodo y el deseo de simplificarlo, Girls Who Do Interiors se lanzó en julio de 2020, ofreciendo una amplia gama de servicios de diseño de interiores, reformas y gestión de proyectos.

     

    Cómo crear las piezas fundamentales

    Ese primer cliente no funcionó. Sin la experiencia de haber hecho pasantías en otra empresa, sabían que tenían que resolver las cosas por su cuenta.

    “Nunca va a ser el momento ideal para empezar. Siempre te va a dar miedo y va a haber cosas que no sepas. Pero la única manera de aprender es lanzarse y arriesgarse. Siempre van a surgir preguntas y dudas. Eso es normal”, dice Perez. Su consejo para todos los emprendedores que buscan una respuesta es que se conecten por Internet, que les pregunten a sus amigos y familiares, y que hablen con su comunidad local de profesionales.

    “Como propietario de un negocio, tienes que tener el impulso para encontrar respuestas por tu cuenta”.


    Comenzaron su primera reforma mientras aún estaban estudiando diseño. Fue una reforma completa de una vivienda de los años 1930 cerca de Coral Gables, y la confianza que depositó el cliente en ellas les dio mucha seguridad. Sin embargo, admiten que la curva de aprendizaje fue enorme.

    “Cuando empezamos a visitar obras de construcción, nadie nos tomaba en serio”, dice Pérez. “Pero no nos rendimos. Con el tiempo, los contratistas se dieron cuenta de que sus clientes estaban comprando nuestros diseños, y si no lo hacían bien a la primera, tendrían que repetir el trabajo. Así que empezaron a consultar todo con nosotras. Poco a poco, nos ganamos su confianza, y eso fue muy emocionante”.

     

    Cómo compartieron su pasión

    Además de ganarse la confianza de sus colegas, contratistas y proveedores, las diseñadoras se están ganando rápidamente el respeto de sus clientes.

    “Siento que nos encariñamos mucho con los proyectos y los clientes, y no creo que eso sea necesariamente algo malo”, dice Purrinos. “Ponemos mucho interés en nuestro trabajo y por eso a veces nos salimos de los límites del proyecto. Nuestra química y energía positiva atrae a los clientes, y nuestros diseños europeos se destacan de los diseños típicos de Miami”.

    El equipo es muy consciente de que un proyecto de diseño de interiores puede ser una inversión enorme, por lo que gastan el dinero de sus clientes con el mismo cuidado que si fuera su propio dinero. Creen que lo más importante es tratar bien a la gente y crear vínculos de confianza. Luego llegarán las referencias y el trabajo.

    Para ellas, sus relaciones nunca son unilaterales. Por eso Chase for Business es el socio perfecto. “Todas teníamos cuentas bancarias personales con Chase, así que la decisión fue fácil”, dice Purrinos. “Además, tener acceso a un banco que tiene sucursales en todas partes y seguir teniendo un servicio de atención al cliente personalizado, es una experiencia inigualable”.

    Como nunca paran, las diseñadoras aprecian poder recibir pagos por teléfono usando su cuenta de cheques de Chase for Business: “Si estamos en medio de una conversación con un cliente en su casa, podemos aceptar el pago ahí mismo sin tener que regresar y enviar una factura y esperar a que paguen”, dice Obregon. “Lo mismo pasa con los contratistas en las obras de construcción”.

     

    Mirando hacia el futuro

    En la primavera de 2022, Obregon, Perez y Purrinos obtuvieron oficialmente sus títulos de posgrado de la universidad Florida International University con 2 años de experiencia práctica como diseñadoras en el bolsillo.

    No hay duda de que estas diseñadoras seguirán derribando muros en la industria, tanto en el sentido literal como figurado.

    Si estás buscando herramientas financieras que te ayuden a lanzar tu negocio, habla hoy mismo con un representante bancario para negocios de Chase.

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