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La sostenibilidad vende, ¡no es broma!

Little Seed Farm aporta sostenibilidad e innovación en el cuidado de la piel. Presentado por Chase for Business.

minutos de lectura

    Propietario real de negocio compensado

    ¿Qué haces cuando tienes una granja y 50 criaturas? Pues está claro, fabricar productos para el cuidado de la piel. Esto es, por supuesto, si casi todas esas criaturas son cabritas.

    Desde 2012, James y Eileen Ray han sido los dueños y operarios de Little Seed Farm, donde elaboran jabones, cremas y otros productos ecológicos para el cuidado de la piel, todo con leche de cabra. Manteniéndose fieles a sus valores fundamentales de calidad y sostenibilidad, han podido hacerse un nicho en un mercado abarrotado, además de una base entregada de clientes.

     

    Todo es dar un primer paso

    Eileen y James se conocieron en Nueva York, donde se pasaron años trepando la escalera corporativa. Con el tiempo, acabaron cansándose de toda esa rutina. “Alcanzamos los objetivos profesionales que nos habían marcado desde la infancia, y vimos que queríamos hacer algo diferente con lo que nos quedaba de vida”, dice Eileen.

    No sabían muy bien qué era eso, pero sí que querían estar cerca de la naturaleza y empezar un negocio juntos. Así que empacaron sus cosas y se mudaron al pueblo de Lebanon, en Tennessee.

    “Queríamos crear nuestro propio trabajo y estilo de vida en un entorno natural, y de tal manera que beneficiáramos a la comunidad que nos rodea y a la Tierra en general”, dice James. “Eso fue lo que nos llevó a tener una granja”.

    Sí, desarraigarse y montar un negocio en común fue todo un riesgo, pero es un riesgo que no se arrepienten de haber tomado. “Queríamos construir algo de lo que nuestros hijos y nietos se sintieran orgullosos”, dice Eileen.

     

    Buscando en qué apoyarse

    Casi todas las empresas emergentes dan algunos pasitos antes de tener que empezar a dar giros. Para los Ray, su primer giro lo tuvieron que dar casi antes de poner un pie en la granja. Aunque su plan era criar ganado vacuno, no tardaron en descubrir que sus tierras eran horrorosas para las vacas. Sin embargo, para las cabras era perfecto, lo cual les preocupaba un poco, ya que les habían dicho una y otra vez que era imposible trabajar con cabras.

    Pero ellos optaron por las cabras. “Escogimos lo que la tierra nos ofrecía”, dice James, “en lugar de tratar de obligar a la tierra a plegarse a nuestros objetivos”.

    Por suerte, no les costó enamorarse de las cabritas que llevaron a su granja, aunque sí que eran un poco traviesas. “Cada cabra tiene su propia personalidad”, dice Eileen. “Son muy cariñosas”.

    Los Ray empezaron fabricando queso de cabra para venderlo en el mercado de agricultores de la zona. Pero entonces, Eileen recibió una llamada de su abuela que marcaría su destino: “¿Y si intentamos hacer jabón de leche de cabra la próxima vez que vaya a visitarlos?” Rapiñaron toda la cocina, consiguieron los ingredientes necesarios e hicieron un primer intento.

    Lo siguiente que supieron es que también estaban vendiendo jabones en el mercado. No tardó en hacerse tan popular que los Ray dejaron el queso y empezaron a dedicar su tiempo a hacer productos para el cuidado de la piel. Al poco tiempo, el aumento en la demanda los animó a lanzar un sitio web con un portal de comercio electrónico.

     

    Una ventaja sostenible

    El cuidado de la piel puede ser un mercado difícil, y los compradores se suelen ir a las marcas que ya conocen. Para expandirse más allá de su mercado local, los Ray tenían que encontrar una forma de convencer a esos clientes potenciales de que probaran algo nuevo.

    Así que decidieron poner el foco en su sostenibilidad. En Little Seed Farm, toda la leche se obtiene de manera ética de cabras que pasan sus días pastando felizmente, y los Ray te dirán que son una de las pocas granjas lecheras del país cuyas cabras son 100% alimentadas con pasto.

    “Lo hacemos todo desde cero, de principio a fin”, dice Eileen, que ilustra las etiquetas de los productos ella misma. “Hasta incluimos una nota escrita a mano”.

    Los Ray siguen difundiendo su mensaje de sostenibilidad presente en su granja, en sus cabras y en lo que hacen, para que los clientes puedan ver exactamente cómo funciona Little Seed Farm y cómo fabrican esos productos que tanto les gustan.

     

    Expandirse, sin renunciar a sus principios

    A medida que Little Seed Farm pasó de una operación gestionada en pareja a convertirse en un equipo de 14 personas, la mayor parte de las ventas pasaron de ser en persona a hacerse por Internet. Aunque estuvieron encantados de recibir esos pedidos adicionales, les preocupaba el aumento en su huella de carbono. Para mantener su compromiso con la sostenibilidad, los Ray tenían que buscar una manera de hacer que los procesos de embalaje y el envío de productos fueran lo más ecológicos posible.

    Primero empezaron a usar una espuma de embalaje compostable y hecha con de planta de sorgo, que compraban a una fábrica de piensos cercana. Después, empezaron a usar cinta activada por agua para sus envíos. También tomaron la decisión de trabajar con comercios libres de empaques, y de dar a los clientes la opción de enviarles los pedidos usando menos material de embalaje.

    Los clientes son invitados a que devuelvan los frascos vacíos para esterilizarlos y reutilizarlos. “Nuestro sitio web tiene una sección dedicada a productos que se pueden rellenar”, dice James. “Cuando devuelves algo, le estás dando otra vida”.

     

    Un socio con el que crecer

    Para cualquier nuevo negocio, expandirse rápidamente conlleva sus propios desafíos. Little Seed Farm estaba creciendo tan rápido que las necesidades de aprovisionamiento de la compañía superaban la línea de crédito que tenían los Ray. “James estaba pagando las facturas de nuestra tarjeta de crédito literalmente cada dos días”, dice Eileen. “Era una lucha constante”.

    Cuando un representante local de Chase se puso en contacto con ellos y finalmente les ofreció el aumento de crédito que tanto necesitaban, los Ray estaban entusiasmados. “Desde el punto de vista operativo”, dice James, “para nosotros fue algo enorme”.

    Los Ray también agradecen lo cómodo que resulta y el dinero que pueden ahorrar al usar su tarjeta de crédito. “Nosotros usamos la tarjeta Chase Ink Business Premier, y nos encanta”, dice James, agregando que él y Eileen obtienen un 2% de reembolso de dinero en cada compra y un 2.5% en compras de más de $5,000. “Cubre muchos de los cargos que tenemos que pagar en el día a día de nuestro negocio”.

    Actualmente, casi el 80% de las ventas de Little Seed Farm proceden del comercio electrónico y, en el caso de los Ray, la plataforma digital de Chase ha sido crucial para el éxito de su negocio. Utilizan Chase Business® Online para monitorear y administrar todos sus gastos, desde equipos agrícolas hasta materiales de envasado, pasando por todo lo demás.

    “A medida que hemos ido creciendo, Chase ha estado allí para nosotros”, dice James.

     

    Una evolución natural

    El futuro de Little Seed Farm parece evolucionar de una forma tan orgánica como en sus inicios.

    “En este momento”, señala James, “fabricamos productos naturales y orgánicos para cuidar toda tu piel, de los pies a la cabeza”. Actualmente disponen de 15 variedades de jabón, además de desodorantes en 10 aromas diferentes. Los Ray también ofrecen una línea completa de artículos para el cuidado facial, incluyendo desmaquilladores, tónicos, sueros reparadores y cremas hidratantes. También tienen aceites y mantecas corporales, productos infantiles y para el cuidado de manos, además de bálsamos y protectores labiales, entre otros tratamientos.

    “Pero nuestro sueño es que Little Seed Farm siga siendo un modelo positivo de sostenibilidad”, dice. “Y que un día, cuando nuestros hijos sean mayores, también ellos quieran participar y que así podamos pasar la antorcha a la próxima generación”.

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